Enclavado entre montañas, niebla y bosques milenarios, existe un rincón en Oaxaca que resguarda un secreto que no muchos conocen: un lugar donde la madera cobra vida en forma de juguetes artesanales que cuentan historias.
Se trata de un Pueblo Mágico en Oaxaca donde cada juguete es mucho más que un objeto de juego: es un símbolo de resistencia, identidad y amor por lo hecho a mano.
¿Cuál es el Pueblo Mágico de Oaxaca donde elaboran juguetes de madera?
El lugar del que hablamos es Capulálpam de Méndez, ubicado en el corazón de la Sierra Juárez. Este encantador pueblo zapoteca, reconocido como el primer Pueblo Mágico de Oaxaca, es mucho más que naturaleza y aire puro: es un centro de creatividad, herencia cultural y empoderamiento comunitario.
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Aquí nació, en 2013, una cooperativa única llamada Juguete Arte Capulálpam, formada en su mayoría por mujeres, cuyo objetivo es transformar los residuos de madera de los bosques comunales en juguetes con valor artístico y social.
Lo que comenzó como una idea sostenible en 2011, se ha convertido en un verdadero emblema de la región. Capulálpam, cuyo nombre en náhuatl significa “tierra del árbol del capulín”, ha sabido unir la tradición zapoteca con una visión moderna que apuesta por la economía circular, el respeto ambiental y la revalorización de lo artesanal.
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¿Qué tipos de juguetes de madera puedes encontrar?
En los talleres de Juguete Arte Capulálpam no encontrarás juguetes industriales ni producciones en masa. Cada pieza es única y está hecha a mano con madera proveniente de bosques comunitarios manejados de forma sustentable.
Los juguetes de madera de Capulálpam abarcan desde animales coloridos, trenecitos, aviones, muñecos articulados y escenas cotidianas hasta figuras inspiradas en el mundo zapoteca.
Lo más interesante es que no solo son objetos lúdicos: cada juguete cuenta una historia. A través de sus formas, colores y texturas, se narran fragmentos de la cosmovisión indígena, de la vida en comunidad y del profundo vínculo con la naturaleza.
Visitar este Pueblo Mágico de Oaxaca no solo es una experiencia visual y sensorial, también es una oportunidad para reconectar con el valor de lo auténtico. Además de llevarte un juguete único, te llevarás un pedazo del alma de Capulálpam.