En el corazón de Hidalgo, se encuentra un tesoro colonial que fusiona historia prehispánica con arquitectura imponente.
Este rincón, a solo 90 minutos de la Ciudad de México, invita a explorar sus calles empedradas donde el eco de toltecas y chichimecas se entrelaza con el legado virreinal, su encanto radica en esa quietud que preserva tradiciones vivas, lejos del bullicio turístico masivo.
Nombrado Pueblo Mágico en 2020, este rinconcito mágico cautiva por su paisaje de magueyales y montañas, donde cada atardecer tiñe de oro sus fachadas rosadas.
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Aquí, el tiempo parece detenerse, ofreciendo un refugio para quienes buscan autenticidad en un destino que combina serenidad y aventura sutil, convirtiéndolo en el pueblo mágico de Hidalgo que casi nadie conoce y es uno de los más bellos.
¿Cuál es el pueblo mágico de Hidalgo más bello que casi nadie conoce?
El imponente Acueducto del Padre Tembleque domina el horizonte de Zempoala, el hermoso pueblo mágico de Hidalgo, como un coloso de piedra declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2017.
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Esta obra hidráulica del siglo XVI, con sus 48 kilómetros de extensión y arcos de hasta 39 metros, no solo abasteció haciendas coloniales, sino que hoy invita a caminatas guiadas que revelan el ingenio franciscano de fray Francisco de Tembleque.
Cerca, el Exconvento de Todos los Santos, erigido entre 1570 y 1580, alberga murales que narran la Pasión de Cristo y la evangelización, transportando al visitante a la era de la Nueva España.
No menos cautivador, el Cerro del Tecajete ofrece senderos para hiking con vistas panorámicas al Eje Neovolcánico, ideal para fotógrafos y ecoturistas.
La Zona Arqueológica de Xihuingo, a minutos del centro, desentraña pirámides toltecas que complementan la narrativa ancestral.
Estas joyas posicionan a Zempoala como un must para amantes de la historia, donde cada paso desvela capas de un pasado vibrante y bien conservado.
¿Qué hacer en Zempoala, el Pueblo Mágico más auténtico?
Sumérgete en el alma pulquera de Zempoala visitando haciendas como San Juan Pueblilla o Santa María Tecajete, donde catas de pulque fresco y tours por tinacaleras reviven la "bebida de los dioses".
Estas fincas, epicentro de la Altiplanicie Pulquera, permiten presenciar la molienda de maguey y degustar curados con frutas silvestres, una tradición que data del Porfiriato.
Para los sibaritas, el Parque Nacional Lagunas de Zempoala promete acampadas junto a lagos cristalinos y paseos en cuatrimoto por senderos boscosos.
En el centro, la Plaza de la Independencia y su Picota colonial pulsan con mercados donde probar ximbotes, gorditas rellenas de carne y verduras o escamoles en mixiotes, platillos que otorgan a este sitio el sello "Pueblo con Sabor".
Estas experiencias convierten a Zempoala en el pueblo mágico de Hidalgo que casi nadie conoce y es uno de los más bellos, un escape perfecto, donde la cultura se saborea y la belleza se vive en cada rincón olvidado.
