La Catrina, con su elegante sombrero de plumas y su esqueleto vestido de gala, es una de las imágenes más representativas de la cultura mexicana. Cada año, durante el Día de Muertos, su figura se multiplica en altares, desfiles y maquillajes, convirtiéndose en un símbolo de la conexión entre la vida y la muerte.
Esta tradición, profundamente arraigada en México, refleja una cosmovisión única que celebra a los difuntos mientras honra la memoria colectiva. Su presencia en el arte y la artesanía resalta su relevancia como un ícono que trasciende fronteras.
Un ícono cultural que trasciende el tiempo
Origen en la sátira social La Catrina nació en el México porfiriano, una época marcada por profundas desigualdades sociales. Fue creada por el ilustrador José Guadalupe Posada bajo el nombre de “La Calavera Garbancera”, una crítica a quienes renegaban de sus raíces indígenas para imitar modas europeas.
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Día de Muertos, según Posada, representaba la igualdad ante la muerte, pues “todos acabamos siendo calavera”. Su mensaje resaltaba que, sin importar la riqueza o el estatus, la muerte iguala a todos.
Transformación por Diego Rivera
Décadas más tarde, en 1947, Diego Rivera retomó esta figura en su mural Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central, dándole el nombre de La Catrina. En la obra, aparece como una figura central, elegantemente vestida, acompañada por el propio Rivera, Frida Kahlo y Posada.
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Este mural no solo le otorgó su nombre definitivo, derivado de “catrín” (persona refinada), sino que consolidó su lugar en el imaginario mexicano. La Catrina pasó de ser una sátira a un símbolo de la identidad cultural.
Símbolo de vida y muerte
Con el tiempo, La Catrina adquirió un significado más profundo, vinculándose a la celebración del Día de Muertos y a la cosmovisión mexicana que ve la muerte como parte del ciclo vital. Su feminidad evoca figuras como Mictecacíhuatl, diosa mexica del inframundo, y resalta la dualidad entre vida y muerte.
En la actualidad, se le representa como una figura alegre que convive entre los vivos, reforzando la idea de disfrutar la vida plenamente. Su imagen en artesanías, como las catrinas de barro de Capula, y en la cultura popular, refleja su arraigo en la tradición mexicana.
Legado y presencia global
La Catrina ha trascendido su origen crítico para convertirse en embajadora cultural de México. Ha inspirado desde películas como El libro de la vida de Guillermo del Toro hasta desfiles de moda y monumentos como el mural en Metro Zapata.
Leyendas modernas la describen como una figura mística que guía almas durante el Día de Muertos. Su evolución ilustra cómo una imagen puede transformarse en un recordatorio de que la muerte no es el final, sino una parte esencial de la existencia humana.
