Cuando el bullicio de la rutina, el tráfico y el estrés parecen no dar tregua, el cuerpo y la mente comienzan a pedir una pausa. Aunque muchos relacionan el descanso con el verano, octubre también puede ser el momento perfecto para una escapada a la playa, especialmente si lo que se busca es tranquilidad, mar sereno y un verdadero respiro.
En México, algunas playas destacan por ofrecer todo eso y más durante esta temporada y entre ellas, Playa San Pedrito, en Manzanillo, Colima, se posiciona como una opción ideal.
Alejada del turismo masivo y de los grandes resorts, esta joya escondida regala 400 metros de arena dorada, brisa suave y aguas tan calmadas que parecen una piscina natural. Un lugar pensado para flotar, respirar y desconectar.
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¿Qué hace que Playa San Pedrito sea una de las mejores opciones para este mes?
Lejos de resorts ruidosos y fiestas interminables, San Pedrito es un espacio para quienes buscan reconectar con la naturaleza y con ellos mismos.
En sus alrededores hay palapas con mariscos frescos, como ceviche, camarones, pulpo o pescado zarandeado, preparados por manos locales. Además, es común ver pelícanos, pescadores en acción y un cielo que, al caer la tarde, se tiñe de naranjas, rosas y violetas, ideal para una foto.
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¿Es posible encontrar mar cálido, tranquilidad y buen clima en una misma playa mexicana?
De acuerdo con portales como Expedia y Programa Destinos México, octubre es una de las mejores épocas para visitar Manzanillo, por su clima cálido sin exceso de calor (entre 27 y 29 °C), precios accesibles y bajo turismo. Esto significa vuelos más baratos, hospedajes disponibles y una playa casi para ti solo.
Otro punto a favor, es que San Pedrito está a solo 15 minutos caminando del centro histórico de Manzanillo, por lo que es fácil conseguir alimentos, bebidas o algún recuerdo sin complicaciones.
Una playa para reconectar, no para presumir
San Pedrito no busca deslumbrar con lujos. Su encanto está en lo sencillo: en caminar descalzo sobre la arena, escuchar el oleaje tranquilo y sentir cómo el estrés se disuelve poco a poco. Es de esos lugares que te recuerdan que la felicidad a veces solo necesita sol, mar y un poco de silencio.
